Viajar en el tiempo no es lo que parece, como Sean Graves aprende por las malas. Se supone que debe espiar a su yo del futuro para determinar si debe perseguir a un nuevo interés amoroso. A pesar de que se le advierte que no interfiera, Sean decide que tiene que investigar la tensión entre el hombre que es ahora y en el que se convertirá. Aún más desalentador, una vez que Sean es enviado al pasado, el «Sean del futuro» tiene que lidiar con las consecuencias de las acciones de todas las versiones de sus múltiples yos.